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El gobierno del estado de Morelos nos debía tres meses de sueldo a los profesores estales. El atraso en el pago era frecuente, pero por lo general era una quincena o, a lo mucho un mes. Pero ¿tres…?
Los afectados empezamos a vender las pocas cosas de valor que podía tener un profesor rural. En mi caso vendí mi máquina de escribir, que había comprado a crédito. Otros afectados le debían al tendero, al carnicero o panadero. En fin. La situación era sumamente grave.
Estos hechos provocaron que un pequeño grupo de cinco profesores nos reuniéramos en el parque “Revolución” y analizáramos el problema.
__Tenemos que hacer algo, dijo el profesor Tomás. Ya mi esposa piensa regresarse, junto con mis dos hijos, con sus padres mientras pasa la tempestad.
__Yo propongo una marcha por el centro de Cuernavaca y un mitin frente al Palacio de Cortés, a fin de que el gobernador le entre a la solución del problema, afirmó Fernando.
Los demás nos sumamos a la propuesta. En la reunión se acordó hacer un volante, en dónde se solicitaría la solución del problema; se pondría, además, fecha, el punto de reunión y el recorrido. A mí se me comisionó para elaborar el texto que llevaría el volante.
En la noche me puse a elaborar el escrito. Procuré hacerlo breve; al final puse como remate del Movimiento Magisterial de Morelos una frase extraordinaria del patriota cubano José Martí: “La justicia no se pide, se exige, se arrebata, pero ¡no se mendiga!”. Al día siguiente nos reunimos en el mismo lugar, Al leerles el documento también les encantó la frase martiana. En esta reunión se nombraron únicamente a dos oradores. Y como les gustó la frase quedé como uno de ellos.
El día de la manifestación poco a poco nos fuimos reuniendo en el punto señalado en el volante. Alrededor de 150 profesoras y profesores de todos los municipios del estado caminamos enarbolando una manta en dónde únicamente solicitábamos el pago inmediato o dejaríamos de asistir a las escuelas.
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Llegamos al Palacio de Cortés y de inmediato iniciamos el mitin. Apenas iba terminando el segundo orador cuando se nos acercó un enviado del Secretario de Finanzas para que nombráramos una comisión de diez maestras y maestros. De entre los hombres quedamos los cinco que habíamos planeado el acto de protesta y entre las mujeres presentes ellas mismas se ofrecieron formar parte de la
comisión. Antes de entrar a la oficina se nombró a una mujer y a un hombre para que ellos hablaran en nombre de todos los afectados. El profesor Tomás y la profesora Patricia quedaron seleccionados.
El Secretario de Finanzas del gobierno del estado nos recibió muy atento. Después de los saludos, el profesor Tomás hizo uso de la palabra explicando el motivo de la marcha y el mitin, exigiendo, además, el pago inmediato.
Cuando iba a empezar a hablar la maestra Patricia el Secretario le dijo que ya no tenía caso, dado que el profesor había sido claro en la demanda magisterial. Pero la profesora insistió:
__Licenciado yo sólo le pido que me diga cómo le hago para que mis pechos alimenten a mi hijo de dos meses. ¡Mírelos! Y para sorpresa de todos, vimos que la maestra con sus dos manos sostenía cada uno de sus senos. ¡Mírelos, licenciado! Yo como una vez al día. Estoy desnutrida… ¿Dígame, cómo podré alimentar bien
así a mi hijito?…Míre…El sollozo le quebró la voz y le impidió seguir hablando.
Un silencio profundo y largo se expandió por toda la oficina. Alcancé a ver lágrimas hasta en el rostro de las secretarias. Por segundos o, minutos, nadie emitía alguna palabra,
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Finalmente, el licenciado habló, pero ya no dirigiéndose a nosotros:
__Leonor (una secretaria) comunícame con el gerente del ingenio de Zacatepec. De inmediato se hizo la comunicación:
__Ingeniero, te vuelvo a molestar, como en otras ocasiones. De nuevo el gobierno federal se ha retrasado en el envío de la partida del pago de los profesores estatales. Tres meses llevan sin cobrar. Hoy hablé temprano a México y me dijeron que en quince días me lo envían. Échame la mano, hasta la fecha no te he fallado. Tengo el aval del señor gobernador. ¿El lunes? ¡No ingeniero! Los profesores que vinieron de los municipios no tienen ni para el pasaje de regreso. ¿A las cinco, hoy? Gracias, ingeniero.
__Como escucharon profesores; son las doce horas, a las cinco de la tarde por grupos de diez profesores, aquí en la oficina les pagaremos los sueldos atrasados. Un largo aplauso sonó fuerte dentro de la Secretaría de Finanzas; pero no era para el licenciado, aunque algo le tocaba, sino para la maestra Patricia, la heroína de la jornada, a quien rodeamos para darle las gracias.
PD. Para que la justicia se siente entre nosotros hay que votar el primero de agosto a fin de que sean juzgados los expresidentes traidores al pueblo mexicano.